Las energías convencionales atienden, en conjunto, a un 95%
del total de la demanda de energía en el mundo. Después del análisis realizado
en el que se ha concluido el agotamiento de las más utilizadas, el escaso
margen de aumento de la hidráulica y la previsible disminución en el uso de la
nuclear se pone de manifiesto la urgente necesidad de encontrar fuentes de energía que se puedan considerar alternativas válidas.
Generalmente al hablar de esta cuestión nos solemos referir
a las denominadas energías renovables,
que serían aquellas de las que no se debe esperar su agotamiento por estarse
generando continuamente y por no desaparecer al aprovechar su energía en
energía útil. No obstante este carácter de renovables no las hace ser ni
seguras, ni constantes en cuanto a su cantidad. La mayor parte de las energías
renovables están vinculadas a la energía solar y a los fenómenos meteorológicos
y ni la una ni los otros tienen un comportamiento constante y completamente
predecible.
Son energías renovables la hidráulica, eólica, solar, geotérmica, la biomasa y la generada por las mareas
y las olas, y cada una de ellas
presenta dependencias difícilmente calculables como: caudales de los ríos que a
su vez son función de las precipitaciones en forma de lluvia a lo largo del
año, calentamiento diferencial del aire en zonas adyacentes o lejanas entre sí,
presencia o no de nubes que afecten a la energía del Sol que llega a la Tierra
y la meteorología en general que mejora o estropea las cosechas agrícolas y
forestales. Así pues al hablar de este tipo de energías y recursos deberemos
movernos en el uso de valores medios sobre los que se podrá tener cierta
seguridad.
A la hora de analizar las posibilidades de estas energías en
cuanto a sus potenciales aportaciones a la demanda global, habremos de tener en
cuenta los siguientes parámetros:
- Otras energías, que no siendo renovables, pueden tener interés por su aportación a las reservas sin consecuencias negativas sobre el efecto invernadero.
- Otras energías que por su aportación como nuevos recursos en mejores o similares condiciones a los actualmente utilizados (energía geotérmica, hidratos de gas, residuos, etc.).
- Métodos que incrementen la eficiencia de la energía utilizada (cogeneración, reciclaje, recuperación de energías residuales, aislamiento, etc.).
La mayor parte de los países desarrollados, después de la
crisis del petróleo de los años setenta, impulsaron investigaciones en el campo
del desarrollo de fuentes alternativas de energía. A pesar del impulso dado, el empleo global de energías alternativas
no va más allá del 5%.
Otra cuestiones han motivado recientemente que se hagan
propuestas serias para cambiar esta situación y conseguir sustituir el empleo
de las energías tradicionales, especialmente los combustibles fósiles, por aportaciones
más importantes de otras energías.
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